A partir del guion teatral Sería una pena que se marchitaran las plantas sobre una ruptura de pareja, escrito por Ivor Martinic, se propone a dos personas desconocidas entre sí y sin relación con las artes escénicas, una lectura teatralizada. Como punto de partida, siguiendo las pautas del autor, el texto de la obra ha de ser modificado acorde con las experiencias de quien lo lee. De esta manera se genera una activación sensible de intimidad compartida. 
La performance quedó registrada y fue mostrada en dos televisores separados entre sí. En cada uno de los televisores se mostraba únicamente el rostro de uno de los interpretes, generando una distancia entre ambos.